Se sabe que el impacto de la industria textil en el medio ambiente es muy grande. Se consumen cerca de 93 mil billones de litros de agua por año, sin mencionar la producción de emisiones de carbono que llega a 1,2 mil millones de toneladas.
Actualmente, la producción está basada en un ciclo lineal donde las materias primas se transforman en productos, son comercializados y después descartados. El residuo textil es el procedente de la ropa, calzado y otro material textil que, una vez utilizado durante un tiempo determinado, se convierte en residuo. Pueden ser de origen doméstico o de origen industrial.
Anualmente, se producen cien mil millones de prendas y solamente un 1% se vuelve a introducir en la cadena de producción textil. Este panorama muestra que es necesario implementar un sistema económico circular en la industria textil, que proteja el medioambiente.
Un claro ejemplo de economía lineal sería una camiseta hecha de un material no duradero, en donde se compra, se usa y luego se desecha. La economía del reciclaje, sin embargo, consiste en comprar un producto que se usa, se reutiliza y luego se desecha. Un ejemplo de esto sería una camiseta realizada mediante un proceso de upcycling. Y por último, existe la economía circular, en donde se compra un producto, se usa y se recicla infinitas veces, como es el caso de nuestro material MENOStrash.
Entonces, se entiende que la base de la economía circular es transformar un recurso en producto y obtener un residuo que se transforme en un recurso nuevamente, generando esa circularidad.
Implantar una economía circular en esta industria requiere una organización basada en tecnologías innovadoras y métodos de producción más novedosos, pero también es necesario un cambio en las políticas y en la sociedad, acompañado de una colaboración por parte del sector textil para completar el proceso con éxito.
Para conseguir que la industria textil en España, por ejemplo, alcance un ciclo circular, debe fomentarse el ecodiseño, que se basa en nuevas técnicas más sostenibles en la fabricación de tejidos. Se puede fomentar a través de premios y de incentivos económicos, también con campañas de formación específica a los profesionales del sector y con guías de información a la ciudadanía.
Para incluir en el reciclado el ecodiseño, deben promoverse proyectos de investigación para crear técnicas innovadoras con el fin de fabricar tejidos reciclables que puedan ser sostenibles. Se deben buscar alternativas a los agentes químicos que contienen algunos de los tejidos y que deben ser progresivamente eliminados para obtener una producción respetuosa con el planeta.
El objetivo final del reciclaje de tejidos debe ser obtener una circularidad en el proceso, reducir los residuos y obtener producto textil reciclado para poder cerrar el ciclo y que se pueda sostener esta industria, minimizando los costes para el medio ambiente.
Los productos son fabricados para ser reutilizados en flujos cíclicos, tanto que la trayectoria es conocida como Cradle to Cradle (de la cuna a la cuna). Un modelo que procura rediseñar la forma en que hacemos las cosas, fundado por el químico Michael Braungart y, el arquitecto, Willian McDonough.
Tomando este criterio, los productos que son biodegradables pueden ser producidos en embalajes que también sean biodegradables, de modo que no sean circulares. Así, regresan al suelo y en lugar de convertirse en un perjuicio para el planeta, se convierten en nutrients para este.
En el caso de los productos que no son biodegradables, en la economía circular, pueden regresar al fabricante para ser desarmados y regenerados, para ser utilizados nuevamente porque, previamente, han sido diseñados para ello. Otra propuesta es la de fabricar productos cuyos materiales técnicos puedan ser reutilizados más tarde y sus componentes biológicos sirvan para aumentar la riqueza del suelo.
Aunque pueda parecer ambicioso, son muy grandes los esfuerzos y las apuestas que se están realizando por la economía circular como modelo para cambiar el actual sistema económico que está llevando a nuestro planeta a límites peligrosos. La economía circular va más allá del reciclaje y de la reutilización de materiales descartados. Esta proporciona cambios más impactantes en la forma de consumo y en la sociedad como un todo, generando economía y preservando el medio ambiente al que le debemos todo.